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THE NOVEL don quijote

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The Project Gutenberg EBook of Don Quijote, by Miguel de Cervantes Saavedra This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at www.gutenberg.net Title: Don Quijote Author: Miguel de Cervantes Saavedra Posting Date: April 27, 2010 [EBook #2000] Release Date: December, 1999 Language: Spanish *** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK DON QUIJOTE *** Produced by an anonymous Project Gutenberg volunteer Text file corrections and new HTML file by Joaquin Cuenca Abela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha por Miguel de Cervantes Saavedra EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA Tasa Testimonio de las erratas El Rey Al Duque de Béjar Prólogo Al libro de don Quijote de la Mancha I Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha II Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso don Quijote III Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote en armarse caballero IV De lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta V Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero VI Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo VII De la segunda salida de nuestro buen caballero don Quijote de la Mancha VIII Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación IX Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcno y el valiente manchego tuvieron X De lo que más le avino a don Quijote con el vizcno, y del peligro en que se vio con una turba de yangüeses XI De lo que le sucedió a don Quijote con unos cabreros XII De lo que contó un cabrero a los que estaban con don Quijote XIII Donde se da fin al cuento de la pastora Marcela, con otros sucesos XIV Donde se ponen los versos desesperados del difunto pastor, otros no XV XVI XVII XVIII XIX XX XXI XXII XXIII XXIV XXV XXVI XXVII XXVIII XXIX XXX XXXI XXXII XXXIII esperados sucesos Donde se cuenta la desgraciada aventura que se topó don Quijote en topar con unos desalmados yangüeses De lo que le sucedió al ingenioso hidalgo en la venta que él imaginaba ser castillo Donde se prosiguen los innumerables trabajos que el bravo don Quijote y su buen escudero Sancho Panza pasaron en la venta que, por su mal, pensó que era castillo Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza su sor Don Quijote, con otras aventuras dignas de ser contadas De las discretas razones que Sancho pasaba su amo, y de la aventura que le sucedió con un cuerpo muerto, con otros acontecimientos famosos De la jamás vista ni da aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo, como la que acabó el valeroso don Quijote de la Mancha Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir De lo que le aconteció al famoso don Quijote en Sierra Morena, que fue una de las más raras aventuras que en esta verdadera historia se cuentan Donde se prosigue la aventura de la Sierra Morena Que trata de las estras cosas que en Sierra Morena sucedieron al valiente caballero de la Mancha, y de la imitación que hizo a la penitencia de Beltenebros Donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena De cómo salieron su intención el cura y el barbero, otras cosas dignas de que se cuenten en esta grande historia Que trata de la nueva y agradable aventura que al cura y barbero sucedió en la mesma sierra Que trata de la discreción de la hermosa Dorotea, con otras cosas de mucho gusto y pasatiempo Que trata del gracioso artificio y orden que se tuvo en sacar a nuestro enamorado caballero de la asperísima penitencia en que se había puesto De los sabrosos razonamientos que pasaron entre don Quijote y Sancho Panza, su escudero, con otros sucesos Que trata de lo que sucedió en la venta a toda la cuadrilla de don Quijote Donde se cuenta la novela del Curioso impertinente XXXIV Donde se prosigue la novela del Curioso impertinente XXXV Donde se da fin a la novela del Curioso impertinente XXXVI Que trata de la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto, con otros raros sucesos que en la venta le sucedieron XXXVII Que prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona, otras graciosas aventuras XXXVIII Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras XXXIX Donde el cautivo cuenta su vida y sucesos XL Donde se prosigue la historia del cautivo XLI Donde todavía prosigue el cautivo su suceso XLII Que trata de lo que más sucedió en la venta y de otras muchas cosas dignas de saberse XLIII Donde se cuenta la agradable historia del mozo de mulas, con otros estros acaecimientos en la venta sucedidos] XLIV Donde se prosiguen los inauditos sucesos de la venta XLV Donde se acaba de averiguar la duda del yelmo de Mambrino y de la albarda, y otras aventuras sucedidas, con toda verdad XLVI De la notable aventura de los cuadrilleros, y la gran ferocidad de nuestro buen caballero don Quijote XLVII Del estraño modo que fue encantado don Quijote de la Mancha, otros famosos sucesos XLVIII Donde prosigue el canónigo la materia de los libros de caballerías, con otras cosas dignas de su ingenio XLIX Donde se trata del discreto coloquio que Sancho Panza tuvo su sor don Quijote L De las discretas altercaciones que don Quijote y el canónigo tuvieron, con otros sucesos LI Que trata de lo que contó el cabrero a todos los que llevaban a don Quijote LII De la pendencia que don Quijote tuvo con el cabrero, con la rara aventura de los deceplinantes, a quien dio felice fin a costa de su sudor SEGUNDA PARTE DEL INGENIOSO CABALLERO DON QUIJOTE DE LA MANCHA Tasa Fee de erratas Aprobaciones Dedicatoria, al conde de Lemos Prólogo al lector I De lo que el cura y el barbero pasaron don Quijote cerca de su enfermedad II Que trata de la notable pendencia que Sancho Panza tuvo con la sobrina y ama de don Quijote, con otros sujetos graciosos III Del ridículo razonamiento que pasó entre don Quijote, Sancho Panza y el bachiller Sansón Carrasco IV Donde Sancho Panza satisface al bachiller Sansón Carrasco de sus dudas y preguntas, con otros sucesos dignos de saberse y de contarse V De la discreta y graciosa plática que pasó entre Sancho Panza y su mujer Teresa Panza, y otros sucesos dignos de felice recordación VI De lo que le pasó a Don Quijote con su sobrina y con su ama, y es uno de los importantes capítulos de toda la historia VII De lo que pasó don Quijote con su escudero, con otros sucesos famosísimos VIII Donde se cuenta lo que le sucedió a don Quijote, yendo a ver su señora Dulcinea del Toboso IX Donde se cuenta lo que en él se verá X Donde se cuenta la industria que Sancho tuvo para encantar a la sora Dulcinea, y de otros sucesos tan ridículos como verdaderos XI De la estra aventura que le sucedió al valeroso don Quijote con el carro, o carreta, de Las Cortes de la Muerte XII De la estra aventura que le sucedió al valeroso don Quijote con el bravo Caballero de los Espejos XIII Donde se prosigue la aventura del Caballero del Bosque, el discreto, nuevo y suave coloquio que pasó entre los dos escuderos XIV Donde se prosigue la aventura del Caballero del Bosque XV Donde se cuenta y da noticia de quién era el Caballero de los Espejos y su escudero XVI De lo que sucedió a don Quijote con un discreto caballero de la Mancha XVII De donde se declaró el último punto y estremo adonde llegó y pudo llegar el inaudito ánimo de don Quijote, con la felicemente acabada aventura de los leones XVIII De lo que sucedió a don Quijote en el castillo o casa del Caballero del Verde Gabán, con otras cosas extravagantes XIX Donde se cuenta la aventura del pastor enamorado, otros en verdad graciosos sucesos XX Donde se cuentan las bodas de Camacho el rico, con el suceso de Basilio el pobre XXI Donde se prosiguen las bodas de Camacho, con otros gustosos sucesos XXII Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva de Montesinos, que XXIII XXIV XXV XXVI XXVII XXVIII XXIX XXX XXXI XXXII XXXIII XXXIV XXXV XXXVI XXXVII XXXVIII XXXIX XL XLI XLII XLIII está en el corazón de la Mancha, a quien dio felice cima el valeroso don Quijote de la Mancha De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa Donde se cuentan mil zarandajas tan impertinentes como necesarias al verdadero entendimiento desta grande historia Donde se apunta la aventura del rebuzno y la graciosa del titerero, con las memorables adivinanzas del mono adivino Donde se prosigue la graciosa aventura del titerero, otras cosas en verdad harto buenas Donde se da cuenta quiénes eran maese Pedro y su mono, con el mal suceso que don Quijote tuvo en la aventura del rebuzno, que no la acabó como él quisiera y como lo tenía pensado De cosas que dice Benengeli que las sabrá quien le leyere, si las lee atención De la famosa aventura del barco encantado De lo que le avino a don Quijote con una bella cazadora Que trata de muchas y grandes cosas De la respuesta que dio don Quijote a su reprehensor, otros graves y graciosos sucesos De la sabrosa plática que la duquesa y sus doncellas pasaron Sancho Panza, digna de que se lea y de que se note Que cuenta de la noticia que se tuvo de cómo se había de desencantar la sin par Dulcinea del Toboso, que es una de las aventuras más famosas deste libro Donde se prosigue la noticia que tuvo don Quijote del desencanto de Dulcinea, con otros admirables sucesos Donde se cuenta la estraña y jamás imaginada aventura de la dueña Dolorida, alias de la condesa Trifaldi, una carta que Sancho Panza escribió a su mujer Teresa Panza Donde se prosigue la famosa aventura de la dua Dolorida Donde se cuenta la que dio de su mala andanza la dua Dolorida Donde la Trifaldi prosigue su estupenda y memorable historia De cosas que atañen y tocan a esta aventura y a esta memorable historia De la venida de Clavileño, con el fin desta dilatada aventura De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas De los consejos segundos que dio don Quijote a Sancho Panza XLIV Cómo Sancho Panza fue llevado al gobierno, y de la estra aventura que en el castillo sucedió a don Quijote XLV De cómo el gran Sancho Panza tomó la posesión de su ínsula, y del modo que comenzó a gobernar XLVI Del temeroso espanto cencerril y gatuno que recibió don Quijote en el discurso de los amores de la enamorada Altisidora XLVII Donde se prosigue cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno XLVIII De lo que le sucedió a don Quijote da Rodríguez, la dua de la duquesa, con otros acontecimientos dignos de escritura y de memoria eterna XLIX De lo que le sucedió a Sancho Panza rondando su ínsula L Donde se declara quién fueron los encantadores y verdugos que azotaron a la dua y pellizcaron y araron a don Quijote, con el suceso que tuvo el paje que llevó la carta a Teresa Sancha, mujer de Sancho Panza LI Del progreso del gobierno de Sancho Panza, con otros sucesos tales como buenos LII Donde se cuenta la aventura de la segunda dua Dolorida, o Angustiada, llamada por otro nombre da Rodríguez LIII Del fatigado fin y remate que tuvo el gobierno de Sancho Panza LIV Que trata de cosas tocantes a esta historia, y no a otra alguna LV De cosas sucedidas a Sancho en el camino, y otras que no hay más que ver LVI De la descomunal y nunca vista batalla que pasó entre don Quijote de la Mancha y el lacayo Tosilos, en la defensa de la hija de la dua da Rodríguez LVII Que trata de cómo don Quijote se despidió del duque, y de lo que le sucedió con la discreta y desenvuelta Altisidora, doncella de la duquesa LVIII Que trata de cómo menudearon sobre don Quijote aventuras tantas, que no se daban vagar unas a otras LIX Donde se cuenta del extraordinario suceso, que se puede tener por aventura, que le sucedió a don Quijote LX De lo que sucedió a don Quijote yendo a Barcelona LXI De lo que le sucedió a don Quijote en la entrada de Barcelona, otras cosas que tienen más de lo verdadero que de lo discreto LXII Que trata de la aventura de la cabeza encantada, con otras niđerías que no pueden dejar de contarse LXIII De lo mal que le avino a Sancho Panza la visita de las galeras, y la nueva aventura de la hermosa morisca LXIV Que trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote de cuantas hasta entonces le habían sucedido LXV Donde se da noticia quién era el de la Blanca Luna, con la libertad de Don LXVI LXVII LXVIII LXIX LXX LXXI LXXII LXXIII LXXIV Gregorio, y de otros sucesos Que trata de lo que verá el que lo leyere, o lo oirá el que lo escuchare leer De la resolución que tomó don Quijote de hacerse pastor y seguir la vida del campo, en tanto que se pasaba el año de su promesa, con otros sucesos en verdad gustosos y buenos De la cerdosa aventura que le aconteció a don Quijote Del más raro y más nuevo suceso que en todo el discurso desta grande historia avino a don Quijote Que sigue al de sesenta y nueve, y trata de cosas no escusadas para la claridad desta historia De lo que a don Quijote le sucedió su escudero Sancho yendo a su aldea De cómo don Quijote y Sancho llegaron a su aldea De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar de su aldea, con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia De cómo don Quijote ca malo, y del testamento que hizo, y su muerte El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha TASA Yo, Juan Gallo de Andrada, escribano de Cámara del Rey nuestro sor, de los que residen en su Consejo, certifico y doy fe que, habiendo visto por los sores dél un libro intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra, tasaron cada pliego del dicho libro a tres maravedís y medio; el cual tiene ochenta y tres pliegos, que al dicho precio monta el dicho libro docientos y noventa maravedís y medio, en que se ha de vender en papel; y dieron licencia para que a este precio se pueda vender, y mandaron que esta tasa se ponga al principio del dicho libro, y no se pueda vender sin ella Y, para que dello conste, di la presente en Valladolid, a veinte días del mes de deciembre de mil y seiscientos y cuatro os Juan Gallo de Andrada TESTIMONIO DE LAS ERRATAS Este libro no tiene cosa digna que no corresponda a su original; en testimonio de lo haber correcto, di esta fee En el Colegio de la Madre de Dios de los Tlogos de la Universidad de Alcalá, en primero de diciembre de 1604 os El licenciado Francisco Murcia de la Llana EL REY Por cuanto por parte de vos, Miguel de Cervantes, nos fue fecha relación que habíades compuesto un libro intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, el cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso, nos pedistes y suplicastes os mandásemos dar licencia y facultad para le poder imprimir, y previlegio por el tiempo que fuésemos servidos, o como la nuestra merced fuese; lo cual visto por los del nuestro Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática últimamente por nos fecha sobre la impresión de ver a su marido; y, viéndole no tan bien adeliñado como ella se pensaba que había de estar un gobernador, le dijo: — ¿Cómo venís así, marido mío, que me parece que venís a pie y despeado, y más trắis semejanza de desgobernado que de gobernador? — Calla, Teresa —respondió Sancho—, que muchas veces donde hay estacas no hay tocinos, y vámonos a nuestra casa, que allá oirás maravillas Dineros traigo, que es lo que importa, ganados por mi industria y sin do de nadie — Traed vos dinero, mi buen marido —dijo Teresa—, y sean ganados por aq o por allí, que, comoquiera que los hais ganado, no habréis hecho usanza nueva en el mundo Abrazó Sanchica a su padre, y preguntóle si tra algo, que le estaba esperando como el agua de mayo; y, asiéndole de un lado del cinto, y su mujer de la mano, tirando su hija al rucio, se fueron a su casa, dejando a don Quijote en la suya, en poder de su sobrina y de su ama, y en compía del cura y del bachiller Don Quijote, sin guardar términos ni horas, en aquel mismo punto se apartó a solas con el bachiller y el cura, y en breves razones les contó su vencimiento, y la obligación en que había quedado de no salir de su aldea en un año, la cual pensaba guardar al pie de la letra, sin traspasarla en un átomo, bien así como caballero andante, obligado por la puntualidad y orden de la andante caballería, y que tenía pensado de hacerse aquel o pastor, y entretenerse en la soledad de los campos, donde a rienda suelta podía dar vado a sus amorosos pensamientos, ejercitándose en el pastoral y virtuoso ejercicio; y que les suplicaba, si no tenían mucho que hacer y no estaban impedidos en negocios más importantes, quisiesen ser sus comperos; que él compraría ovejas y ganado suficiente que les diese nombre de pastores; y que les hacía saber que lo más principal de aquel negocio estaba hecho, porque les tenía puestos los nombres, que les vendrían como de molde Díjole el cura que los dijese Respondió don Quijote que él se había de llamar el pastor Quijotiz; y el bachiller, el pastor Carrascón; y el cura, el pastor Curambro; y Sancho Panza, el pastor Pancino Pasmáronse todos de ver la nueva locura de don Quijote; pero, porque no se les fuese otra vez del pueblo a sus caballerías, esperando que en aquel o podría ser curado, concedieron su nueva intención, y aprobaron por discreta su locura, ofreciéndosele por comperos en su ejercicio — Y más —dijo Sansón Carrasco—, que, como ya todo el mundo sabe, yo soy celebérrimo poeta y a cada paso compondré versos pastoriles, o cortesanos, o como más me viniere a cuento, para que nos entretengamos por esos andurriales donde habemos de andar; y lo que más es menester, sores míos, es que cada uno escoja el nombre de la pastora que piensa celebrar en sus versos, y que no dejemos árbol, por duro que sea, donde no la retule y grabe su nombre, como es uso y costumbre de los enamorados pastores — Eso está de molde —respondió don Quijote—, puesto que yo estoy libre de buscar nombre de pastora fingida, pues está ahí la sin par Dulcinea del Toboso, gloria de estas riberas, adorno de estos prados, sustento de la hermosura, nata de los donaires, y, finalmente, sujeto sobre quien puede asentar bien toda alabanza, por hipérbole que sea — Así es verdad —dijo el cura—, pero nosotros buscaremos por ahí pastoras meruelas, que si no nos cuadraren, nos esquinen A lo que adió Sansón Carrasco: — Y cuando faltaren, darémosles los nombres de las estampadas e impresas, de quien está lleno el mundo: Fílidas, Amarilis, Dianas, Fléridas, Galateas y Belisardas; que, pues las venden en las plazas, bien las podemos comprar nosotros y tenerlas por nuestras Si mi dama, o, por mejor decir, mi pastora, por ventura se llamare Ana, la celebraré debajo del nombre de Anarda; y si Francisca, la llamaré yo Francenia; y si Lucía, Lucinda, que todo se sale allá; y Sancho Panza, si es que ha de entrar en esta cofadría, podrá celebrar a su mujer Teresa Panza con nombre de Teresaina Rióse don Quijote de la aplicación del nombre, y el cura le alabó infinito su honesta y honrada resolución, y se ofreció de nuevo a hacerle compía todo el tiempo que le vacase de atender a sus forzosas obligaciones Con esto, se despidieron dél, y le rogaron y aconsejaron tuviese cuenta su salud, regalarse lo que fuese bueno Quiso la suerte que su sobrina y el ama oyeron la plática de los tres; y, así como se fueron, se entraron entrambas con don Quijote, y la sobrina le dijo: — ¿Q es esto, sor tío? ¿Ahora que pensábamos nosotras que vuestra merced volvía a reducirse en su casa, y pasar en ella una vida quieta y honrada, se quiere meter en nuevos laberintos, haciéndose Pastorcillo, tú que vienes, pastorcico, tú que vas? Pues en verdad que está ya duro el alcacel para zampas A lo que adió el ama: Y ¿podrá vuestra merced pasar en el campo las siestas del verano, los serenos del invierno, el aullido de los lobos? No, por cierto, que éste es ejercicio y oficio de hombres robustos, curtidos y criados para tal ministerio casi desde las fajas y mantillas Aun, mal por mal, mejor es ser caballero andante que pastor Mire, sor, tome mi consejo, que no se le doy sobre estar harta de pan y vino, sino en ayunas, y sobre cincuenta os que tengo de edad: estése en su casa, atienda a su hacienda, confiese a menudo, favorezca a los pobres, y sobre mi ánima si mal le fuere — Callad, hijas —les respondió don Quijote—, que yo sé bien lo que me cumple Llevadme al lecho, que me parece que no estoy muy bueno, y tened por cierto que, ahora sea caballero andante o pastor por andar, no dejaré siempre de acudir a lo que hubiéredes menester, como lo veréis por la obra Y las buenas hijas —que lo eran sin duda ama y sobrina— le llevaron a la cama, donde le dieron de comer y regalaron lo posible Capítulo LXXIV De cómo don Quijote cayó malo, y del testamento que hizo, y su muerte Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres, y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba; porque, o ya fuese de la melancolía que le causaba el verse vencido, o ya por la disposición del cielo, que así lo ordenaba, se le arraigó una calentura que le tuvo seis días en la cama, en los cuales fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, sin quitársele de la cabecera Sancho Panza, su buen escudero Éstos, creyendo que la pesadumbre de verse vencido y de no ver cumplido su deseo en la libertad y desencanto de Dulcinea le tenía de aquella suerte, por todas las vías posibles procuraban alegrarle, diciéndole el bachiller que se animase y levantase, para comenzar su pastoral ejercicio, para el cual tenía ya compuesta una écloga, que mal o para cuantas Sanazaro había compuesto, y que ya tenía comprados de su propio dinero dos famosos perros para guardar el ganado: el uno llamado Barcino, y el otro Butrón, que se los había vendido un ganadero del Quintanar Pero no por esto dejaba don Quijote sus tristezas Llamaron sus amigos al médico, tomóle el pulso, y no le contentó mucho, y dijo que, por sí o por no, atendiese a la salud de su alma, porque la del cuerpo corría peligro Olo don Quijote con ánimo sosegado, pero no lo oyeron así su ama, su sobrina y su escudero, los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya le tuvieran muerto delante Fue el parecer del médico que melancolías y desabrimientos le acababan Rogó don Quijote que le dejasen solo, porque quería dormir un poco Hiciéronlo así y durmió de un tirón, como dicen, más de seis horas; tanto, que pensaron el ama y la sobrina que se había de quedar en el suo Despertó al cabo del tiempo dicho, y, dando una gran voz, dijo: — ¡Bendito sea el poderoso Dios, que tanto bien me hecho! En fin, sus misericordias no tienen límite, ni las abrevian ni impiden los pecados de los hombres Estuvo atenta la sobrina a las razones del tío, y pareciéronle más concertadas que él solía decirlas, a lo menos, en aquella enfermedad, y preguntóle: — ¿Q es lo que vuestra merced dice, sor? ¿Tenemos algo de nuevo? ¿Q misericordias son éstas, o q pecados de los hombres? — Las misericordias —respondió don Quijote—, sobrina, son las que en este instante ha usado Dios conmigo, a quien, como dije, no las impiden mis pecados Yo tengo juicio ya, libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia, que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de las caballerías Ya conozco sus disparates y sus embelecos, y no me pesa sino que este desengo llegado tan tarde, que no me deja tiempo para hacer alguna recompensa, leyendo otros que sean luz del alma Yo me siento, sobrina, a punto de muerte; querría hacerla de tal modo, que diese a entender que no había sido mi vida tan mala que dejase renombre de loco, que, puesto que lo he sido, no querría confirmar esta verdad en mi muerte Llámame, amiga, a mis buenos amigos: el cura, al bachiller Sansón Carrasco y a maese Nicolás, el barbero, que quiero confesarme y hacer mi testamento Pero de este trabajo se escusó la sobrina con la entrada de los tres Apenas los vio don Quijote, cuando dijo: — Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje, ya me son odiosas todas las historias profanas del andante caballería, ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído, ya, por misericordia de Dios, escarmentando en cabeza propia, las abomino Cuando esto le oyeron decir los tres, creyeron, sin duda, que alguna nueva locura le había tomado Y Sansón le dijo: — ¿Ahora, sor don Quijote, que tenemos nueva que está desencantada la sora Dulcinea, sale vuestra merced con eso? Y ¿agora que estamos tan a pique de ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermito? Calle, por su vida, vuelva en sí, y déjese de cuentos — Los de hasta aq —replicó don Quijote—, que han sido verdaderos en mi daño, los de volver mi muerte, ayuda del cielo, en mi provecho Yo, señores, siento que me voy muriendo a toda priesa; déjense burlas aparte, y trganme un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento, que en tales trances como éste no se ha de burlar el hombre con el alma; y así, suplico que, en tanto que el sor cura me confiesa, vayan por el escribano Miráronse unos a otros, admirados de las razones de don Quijote, y, aunque en duda, le quisieron creer; y una de las señales por donde conjeturaron se moría fue el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo, porque a las ya dichas razones adió otras muchas tan bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino a quitar la duda, y a creer que estaba cuerdo Hizo salir la gente el cura, y quedóse solo con él, y confesóle El bachiller fue por el escribano, y de allí a poco volvió él y Sancho Panza; el cual Sancho, que ya sabía por nuevas del bachiller en q estado estaba su sor, hallando a la ama y a la sobrina llorosas, comenzó a hacer pucheros y a derramar lágrimas Acabóse la confesión, y salió el cura, diciendo: — Verdaderamente se muere, y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento Estas nuevas dieron un terrible empujón a los ojos prados de ama, sobrina y de Sancho Panza, su buen escudero, de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos y mil profundos suspiros del pecho; porque, verdaderamente, como alguna vez se dicho, en tanto que don Quijote fue Alonso Quijano el Bueno, a secas, y en tanto que fue don Quijote de la Mancha, fue siempre de apacible condición y de agradable trato, y por esto no sólo era bien querido de los de su casa, sino de todos cuantos le conocían Entró el escribano los demás, y, después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma don Quijote, todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas, dijo: — Ítem, es mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene, que, porque habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo dellos, ni se le pida cuenta alguna, sino que si sobrare alguno, después de haberse pagado de lo que le debo, el restante sea suyo, que será bien poco, y buen provecho le haga; y, si como estando yo loco fui parte para darle el gobierno de la ínsula, pudiera agora, estando cuerdo, darle el de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece Y, volviéndose a Sancho, le dijo: — Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo — ¡Ay! —respondió Sancho, llorando—: no se muera vuestra merced, sor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más, que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mana — Así es —dijo Sansón—, y el buen Sancho Panza está muy en la verdad destos casos — Señores —dijo don Quijote—, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno Pueda vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía, y prosiga adelante el sor escribano »Ítem, mando toda mi hacienda, a puerta cerrada, a Antonia Quijana, mi sobrina, que está presente, habiendo sacado primero de lo más bien parado della lo que fuere menester para cumplir las mandas que dejo hechas; y la primera satisfación que se haga quiero que sea pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados para un vestido Dejo por mis albaceas al sor cura y al sor bachiller Sansón Carrasco, que están presentes »Ítem, es mi voluntad que si Antonia Quijana, mi sobrina, quisiere casarse, se case con hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe q cosas sean libros de caballerías; y, en caso que se averiguare que lo sabe, y, con todo eso, mi sobrina quisiere casarse con él, y se casare, pierda todo lo que le he mandado, lo cual puedan mis albaceas distribuir en obras pías a su voluntad »Ítem, suplico a los dichos sores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos Cerró esto el testamento, y, tomándole un desmayo, se tendió de largo a largo en la cama Alborotáronse todos y acudieron a su remedio, y en tres días que vivió desps deste donde hizo el testamento, se desmayaba muy a menudo Andaba la casa alborotada; pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama, y se regocijaba Sancho Panza; que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto En fin, llegó el último de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos, y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había ldo en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente don Quijote de la Mancha, había pasado desta presente vida y muerto naturalmente; y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de algún otro autor que Cide Hamete Benengeli le resucitase falsamente, y hiciese inacabables historias de sus hazañas Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero Déjanse de poner aq los llantos de Sancho, sobrina y ama de don Quijote, los nuevos epitafios de su sepultura, aunque Sansón Carrasco le puso éste: Yace aq el Hidalgo fuerte que a tanto estremo llegó de valiente, que se advierte que la muerte no triunfó de su vida con su muerte Tuvo a todo el mundo en poco; fue el espantajo y el coco del mundo, en tal coyuntura, que acreditó su ventura morir cuerdo y vivir loco Y el prudentísimo Cide Hamete dijo a su pluma: — Aq quedarás, colgada desta espetera y deste hilo de alambre, ni sé si bien cortada o mal tajada péđola mía, adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte Pero, antes que a ti lleguen, les puedes advertir, y decirles en el mejor modo que pudieres: ''¡Tate, tate, folloncicos! De ninguno sea tocada; porque esta impresa, buen rey, para mí estaba guardada Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliđada las hazas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los estros reinos'' Y esto cumplirás tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna Vale Fin End of Project Gutenberg's Don Quijote, by Miguel de Cervantes Saavedra *** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK DON QUIJOTE *** ***** This file should be named 2000-h.htm or 2000-h.zip ***** This and all associated files of various formats will be found in: http://www.gutenberg.org/2/0/0/2000/ Produced by an anonymous Project Gutenberg volunteer Text file corrections and new HTML file by Joaquin Cuenca Abela Updated editions will replace the previous one the old editions will be renamed Creating the works from public domain print 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Que trata de lo que sucedió en la venta a toda la cuadrilla de don Quijote Donde se cuenta la novela del Curioso impertinente XXXIV Donde se prosigue la novela del Curioso impertinente XXXV Donde se da fin a la novela del Curioso impertinente XXXVI... This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at www.gutenberg.net Title: Don Quijote.. .The Project Gutenberg EBook of Don Quijote, by Miguel de Cervantes Saavedra This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever

Ngày đăng: 07/03/2020, 17:06

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